ONDEROS Y JIPITECAS
En el periodo que abarcó
parte de las décadas de los sesenta y setenta emergieron en la ciudad de México los onderos o
jipitecas, cuyas prácticas culturales estaban ligadas a las tendencias rockeras
y movimientos culturales estadounidenses.
Esta
cultura juvenil de clase media tenía un comportamiento transgresor, en el que
destacaban el uso de drogas y la libertad sexual. Su imagen se componía
mediante la apropiación de las formas de vestir y actuar de sus ídolos rockeros.
LOS PUNKS
El
estilo punk fue el corazón simbólico de la generación de los ochenta, que tuvo
mayores adeptos entre ciertos jóvenes de las ciudades de México y
Nezahualcóyotl. Esta cultura juvenil fue la primera en insertarse en una
identidad generacional cosmopolita y global, que manifestaba su rechazo al
sistema social y a ciertos patrones culturales.
El
cabello en puntas y de colores, la mezclilla y la piel, las botas, los
estoperoles y cadenas, delineaban una imagen estridente que simbolizaba el
rechazo al sistema.
CHOLOS
Durante
los ochenta e inicios del noventa los cholos, organizados en clicas o gangs
construidas a partir de los lazos afectivos conformados desde la infancia en
los barrios, constituyeron ámbitos de interpelación juvenil popular en la
ciudad.
Esta cultura juvenil,
heredera del pachuquismo, también tuvo sus orígenes entre los mexicanos de
la zona fronteriza del país, de donde derivaría su estética exagerada: pantalón
bombacho marca Dickies, camiseta holgada, tenis, a veces tirantes y en
ocasiones paliacates, cadenas que van del cinturón al bolso del pantalón, malla
para sujetarse el cabello y tatuajes de la Virgen de Guadalupe o el símbolo de
su clica.
SKATOS
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